Dirigir una organización no es tarea fácil, sobre todo cuando no tienes ni el conocimiento ni la experiencia suficiente.
Al momento de manejar distintos grupos humanos, te encuentras de todo, desde personas que son excelentes trabajando en equipo y otras que simplemente se aislan del resto.
Para esto, siempre se busca alguien que no solo sea el jefe de una organización, sino que también la lidere, que tenga el conocimiento y el espíritu para hacer que los demás lo sigan y que todo marche a la perfección, sin embargo hay un momento en el que no todo marcha bien y es ahí cuando debes preguntarte ¿qué es lo que sucede?, lo normal es realizar un análisis general y otro particular.
Detectas el problema, pero no es tarea fácil buscar una solución, pues tienes que tomar decisiones acertadas, que no perjudiquen ni al individuo involucrado ni al equipo.
Es ahora cuando entra en el juego una pregunta clave ¿sancionar o premiar?, ahora te explico en qué consiste esto.
- Sancionar a la persona o al equipo que diriges, para evitar malos resultados.
- Premiar a la persona o al equipo que diriges, para lograr mejores resultados.
No hay que ser suave con el grupo, hay que ser muy firme y mostrar autoridad, pero eso no significa que te vayas a convertir en un tirano, al contrario, busca que te respeten por tus acciones y que reconozcan tus capacidades, esto ayudará a que el grupo sea muy compacto y todos sus integrantes caminen mirando a la misma dirección.
Olvídate de solo regañar y castigar, recuerda que hay algo que hace que las organizaciones y sus miembros funcionen de la mejor manera, ¡la motivación!
Ayúdales a que descubran lo buenos que son, el motivo por el que están en la organización, lo que pueden lograr si trabajan de la mejor manera, ayúdales a levantarse cada vez que se caigan y enséñales a que no vuelvan a tropezar con la misma piedra. ¡Sé un líder!
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